Tanto para Maggie como para Fiorella no pasó desapercibida esa breve charla entre los varones ni la mirada directa, cargada con un mensaje claro. Estaba dirigida a la joven, que aún miraba a su hermano con confusión y se encontraba en un estado de vulnerabilidad.
Maggie se quedó sin palabras. Estaba segura de que Kelly apenas advertía el gran interés de aquel hombre que observaba cada uno de sus pasos como un perro hambriento tras su hueso. Desde que llegaron ahí, notó que el joven vestido de negro, no apartó sus ojos de los movimientos de ella y también pareció interesarse en la condición de Killian, mas tuvo el decoro de mantenerse al margen y solo ser espectador. Todo lo contrario a la ruidosa llegada de su amiga o su novia... ¿quién sabría quién era? Que no dejó de mirar con desdén a todo el que se le cruzaba exceptuando al caballero que apretaba los labios con cada comentario fuera de lugar.
Fiorella, en cambio, sintió cómo la situación encendía la ira en su interior. Aquella muj