Pasaron dos días desde que Killian se había desmayado por un pico de estrés emocional en su casa al saber que Kelly perdió su trabajo y corría riesgo de que se lo llevaran a una casa de acogida. En esas horas, hizo un gran esfuerzo tomando todos los medicamentos para recuperarse y mantener en calma su respiración.

Su hermana mayor y Maggie se turnaron para cuidarlo y velar por él en las noches cuando requería de oxígeno, medicamentos o alguna otra cosa.

Ese día, Kelly llegó a relevar a una cansada niñera que cabeceaba en el sillón y evidentemente necesitaba un buen descanso. Eran muchas horas en un espacio sin nada más que hacer teniendo vida aparte de ellos. Sonreía con el corazón lleno de agradecimiento por la bondad sin condiciones que les ofrecía a ambos hermanos.

Ella se sentó, saludó con un abrazo al niño en cama y le dijo a Maggie que se tomara un taxi y fuera a reponer fuerzas, ya que el médico le había comunicado que, si todo iba bien, le darían el alta al día siguiente o el