—¡¿Qué dices?! ¿Estás hablando en serio? O ¿es sólo para hacerme sentir mejor? —preguntó incrédula.
—Joder, mujer. El mismo productor me lo ha dicho.
Macarena vio en los ojos de Mario una emoción genuina capaz de contagiarla y hacer vibrar de emoción. Lo rodeó con sus brazos por la cintura y se refugió en su pecho. A pesar de que recién se habían conocido, él le brindaba una amistad sincera y desinteresada.
Finalmente y luego de todo el cóctel de emociones que había estado sintiendo en esos días, Macarena experimentó una sensación de alivio y alegría. Una alegría propia que dependía de ella y no de alguien más. No de Lucas Fontanelli ni de Jeremías Fuenmayor, sino de ella.
—Ahora a trabajar, Maca. Vamos a hacer la segunda sesión de fotos ¿vale?
Ella asintió emocionada. Respiró profundo, enderezó su espalda y se dirigió al set de fotografía. Posó en el centro, apoyando un pie apenas adelante del otro, mientras Mario ajustaba el lente de la cámara.
—Muy bien, Maca. Dame una sonri