Jeremías bajó del taxi y entró en el restaurante que Marlene le había indicado. Caminó por el pasillo hasta una de las mesas del fondo y tomó asiento. Miró su reloj; faltaban apenas unos minutos para que la joven llegara y se encontrara con Lucas.
A los pocos minutos, la vio entrar. Marlene, se sentó en una de las primeras mesas. Se veía inquieta, volteaba a todos lados. Su móvil comenzó a vibrar. Ella abrió la cartera y sacó el teléfono con manos temblorosas.
“Estoy aquí. Al final del pasillo”
La mujer volvió el rostro y a lo lejos, Jeremías levantó lentamente.
“Gracias por venir, Jeremías” respondió con rapidez el mensaje. Transcurrieron varios minutos, pero Lucas no aparecía.
“Se está tardando demasiado, no crees” Jeremías volvió a escribirle.
“Sí, es muy raro”
“Tal vez, haya desistido”
“No lo creo” insistió ella.
Aunque Jeremías estaba atento a lo que sucedía, no lograba apartar de su mente, la imagen de Macarena. No hubiera querido irse sin verla con el traje color vino