Durante gran parte de la noche, Macarena esperó ansiosa, ver que Jeremías regresara por algún motivo o con alguna excusa a la habitación. Sin embargo, eso no sucedió.
Fue entonces cuando decidió levantarse e ir a ver que todo estuviera bien. Como pudo se puso de pie, aún sentía algo de dolor y le incomodaba asentar el pie. Tomó una sábana y una almohada de la cama antes de salir de la habitación y caminó hasta la sala con cuidado de no lastimarse y sin hacer ruido para no despertarlo.
Al llegar a la sala, Jeremías se veía profundamente dormido. Se acercó sigilosamente hacia él y lo observó con ternura y admiración por algunos segundos.
¡Era perfecto!
Además de ser un hombre muy apuesto, inteligente y bondadoso, también era exageradamente varonil. Ella se inclinó para colocarle la almohada debajo de la cabeza, pero de pronto él se movió un poco y ella se apartó asustada. Al ver que retomaba su sueño, volvió a colocar la almohada, pero pronto sintió que alguien la jaló con fuerza de