Capítulo 110 — Rebeca Miller
Nos besamos con tanta pasión que por un instante olvidé todo… el dolor, los años, las heridas. Fue un beso que quemaba, que reclamaba lo que nunca habíamos tenido, lo que ambos sabíamos que ya era imposible recuperar. Sentí el temblor en sus manos, el roce urgente de sus labios buscando los míos, y la desesperación de su respiración mezclándose con la mía.
Pero en medio de ese fuego… lloré.
Las lágrimas me ardieron al caer. Me separé bruscamente de él, con el corazón hecho pedazos.
—¿Por qué, Charles? —grité entre sollozos—. ¿Por qué sigues haciéndome daño? ¿Hasta cuándo vas a jugar con lo poco que queda de mí? Dime… ¿Qué es lo que quieres de mí?
Él dio un paso hacia mí, con los ojos empañados, y antes de que pudiera retroceder, me tomó entre sus brazos. Su abrazo era fuerte, como si quisiera detener el tiempo, como si temiera que me desvaneciera si me soltaba.
—Suéltame… —susurré entre dientes, luchando por liberarme—. ¡No me toques, Charles!
Empecé a gol