– Rebeca Miller
Me quedé dormida en la sala.
Ni siquiera recuerdo en qué momento el cansancio me venció. Lo último que sentí fue el suave peso de Eva recostado en mi brazo y el murmullo de la televisión que seguía encendida.
Cuando abrí los ojos, la sala estaba sumida en penumbra. Solo la luz del televisor parpadeaba frente a mí. Los sofás estaban vacíos.
Solo Eva seguía dormida sobre mi pecho.
Me incorporé con cuidado, evitando despertarla, y la tomé entre mis brazos. Su respiración pausada me dio calma por un instante… hasta que escuché pasos en la escalera.
Levanté la vista, y allí estaba él.
Charles.
Descendía los escalones con paso tranquilo, vestido con una camisa blanca remangada y el cabello ligeramente desordenado. Por un momento no supe si estaba soñando.
Él me miró, y esa sonrisa… esa maldita sonrisa que tanto daño me hizo y tanto me había hecho temblar, apareció en su rostro.
—¿Por qué viniste? —pregunté sin poder ocultar mi asombro.
Él se detuvo a pocos pasos de mí y me s