— Rebeca Miller
Y entonces lo supe… lo que estaba a punto de decir podía destruir todo lo que quedaba entre nosotros.
Me quedé en silencio, con el corazón encogido. Lo miré fijamente, intentando descifrar qué escondían sus ojos, y apenas logré murmurar:
—Me quedé sorprendida… ¿Qué había pasado el día de nuestra boda?
Él no respondió de inmediato. Tomó su copa, bebió un sorbo lento y profundo, como si el alcohol pudiera darle el valor que le faltaba. Luego se levantó y caminó hacia la ventana. Afuera, las luces de la ciudad se reflejaban sobre el cristal, y por un instante su silueta me pareció más distante que nunca.
—El día de nuestra boda… —dijo al fin, sin girarse—. Yo estaba decidido a dejarte plantada en el altar.
Sentí un vacío en el pecho. Me llevé ambas manos a la boca, incapaz de contener el temblor de mis labios.
—¿Qué…? —susurré, sin poder creer lo que acababa de oír—. ¿Por qué?
Charles soltó un suspiro largo, casi cansado.
—Ese día… tomé mi avioneta privada y viajé hacia d