– Rebeca Miller
Veo cómo mi hija Eva se aferra con fuerza al cuello de su padre, como si temiera que en cualquier momento se desvaneciera. En tan poco tiempo, Charles ha logrado ganarse el corazón de mis hijos, y eso me hace estremecer por dentro. Me duele, me enoja, me confunde. Una parte de mí piensa que tal vez deberían tenerlo, que quizá merecen disfrutar de ese amor que yo jamás recibí de él. Pero otra parte… otra parte grita dentro de mí que no lo permitiré, que jamás dejaré que me arrebate lo más valioso que tengo: mis hijos.
“Esto es una locura”, pienso, apretando los puños a mi costado, intentando no mostrar mi angustia. “¿Acaso pretende quitármelos? ¿Acaso su repentina ternura no es más que otra estrategia para doblegarme? No… no dejaré que lo logre. Jamás.”
Viktor, que hasta ahora ha estado a mi lado en silencio, se inclina un poco hacia mí. Su voz baja, casi en un susurro, me alcanza con un matiz de cuidado que me reconforta.
—Tengo que irme —dice con suavidad—, pero te ll