Aunque he podido calmar a mi hija, el hecho de que siguen disparándonos hace que ella salte del miedo y vuelva a llorar, por eso, Santiago busca algo por cada compartimiento del auto hasta que encuentra unos audífonos que de inmediato me entrega.
— Estos aíslan el ruido por muy fuerte que sea, por favor úselo en la bebé. — dice Santiago sonriendo aliviado y yo no dudo en colocárselos a mi hija para ver si así puede calmarse.— Muchas gracias, realmente mi bebé necesitaba esto.Nuevamente entretengo a mi hija con los juguetes, mientras observo a mi alrededor implorando que esto termine pronto, pero las personas que han podido a acercarnos parecen ser buenos en lo que hacen.Un teléfono suena y yo tiemblo pensando en que pueden ser malas noticias, Santiago no duda en responder la llamada y la coloca en altavoz para que yo pueda escucharlo.— Estoy a sus órdenes, jefe.