Mi esposa no parece mejorar con todo el malestar que está sintiendo, incluso siento que cada vez se torna más fría y es por eso, que la doctora personal que nos acompaña se sienta a su lado para monitorear cada cosa que podría a ella hacerla sospechar que mi mujer se sienta tan mal.
Axael, como toda mujer que no desea preocuparme demasiado, apenas me observa me sonríe y yo me esfuerzo por mostrarme tranquilo aunque siento que en cualquier momento voy a enloquecer.— Estoy bien, me encuentro bien, cariño.— ¿Estás segura?— No lo estoy. Decirte que si sería mentirte. Pero no considero que sea tan grave al punto de tener que volver a internarme. Además, recuerda que ayer estábamos celebrando mi salida.— Por eso no hay problema, también podemos celebrar tu reingreso y nuevamente su salida. — digo de inmediato y Axael sonríe.&mda