73. La Verdad en Directo
La sala de conferencias de la Constructora Undurraga se había transformado en un centro de operaciones de guerra. Técnicos ajustaban cámaras y probaban ángulos mientras Laura organizaba meticulosamente sus documentos y Max hablaba en voz baja con su equipo de relaciones públicas.
Me encontraba frente al espejo del baño aplicándome corrector bajo los ojos. En dos horas, mi vida privada se convertiría en noticia nacional.
Mi teléfono vibró con un mensaje de Alejandro: "Todavía estás a tiempo de salvarte. No tienes idea de lo que estás desatando. - A"
Alejandro. Incluso ahora, tratando de manipularme con amenazas veladas.
Le respondí inmediatamente: "Ya desaté todo lo que tenía que desatar. Nos vemos en los titulares."
—¿Lista? —preguntó Max, apareciendo en la puerta.
—Más que lista —respondí, guardando el teléfono.
—¿Cómo está tu padre?
—Terco como siempre —sonreí—. Dice que no se va a perder el momento en que su hija le demuestre al mundo de qué está hecha.
Max asintió, pero pude ver la