Ruby salió de la mansión de la manada, furiosa, con el corazón latiendo desbocado y una tormenta de emociones a punto de estallar en su interior.
Había pasado demasiado tiempo sintiéndose menospreciada, y ya no estaba dispuesta a permitir que Isabella siguiera arruinando su vida.
Al cruzar el claro del bosque, encontró a Claire, su cómplice en esta peligrosa aventura.
—Te diré lo que haremos para arruinar a Isabella —declaró Ruby, con una chispa de determinación en sus ojos.
Claire la miró con una mezcla de incredulidad y diversión.
—Nada de lo que hagas funcionará —respondió, levantando una ceja.
Ruby se sintió desalentada, pero Claire sonrió, como si tuviera un as bajo la manga.
—Pero justo ahora sí lo harás. ¡Va a ser perfecto! ¡Cree en mí, tonta! Sé que vamos a hacer algo que la hará ser expulsada de la manada.
Ruby la miró, confundida, pero la emoción comenzó a burbujear dentro de ella.
Cuando Claire le contó el plan, Ruby quedó con los ojos abiertos, enormes, incrédulos.
—¡Esto e