Mundo ficciónIniciar sesión
Mi biblioteca
  • PARTICIPA Y GANA Concurso
  • Português
  • Para autores
    Recompensas de autoresPara autores
  • Ranking
  • Navegar
    Todos
    Paranormal
    Ciencia Ficción
    urbano
    Hombre-lobo
    Clásico
    Suspenso
    Oriental
    Historia
    Otros tipos
    Romántica
    Fantasía
    Personajes Sobrenaturales
    Acción
    Realista
    Mística
    Chick Lit
    LGBT
    Guerra
    Adolescente
    Crimen
  • Inicio
InicioMas allá de Betel
Mas allá de Betel

Mas allá de BetelES

Romántica
Gregoria R. Márquez Díaz  En proceso
goodnovel16goodnovel
0.0
Reseñas insuficientes
39Capítulos
2.4Kleídos
Leer
Añadido
compartir: 
  • Copiar
Denunciar
Resumen
Índice

Sinopsis

MatrimonioConfiableHaciendaRomancePosesivoHuirprotagonista femenina fuerte

Yvonne y Ensuan continúan viviendo una apasionada historia de amor ahora que los enemigos que los rodeaban ya no existen. Ahora han decidido visitar Madeira tras enterarse de la enfermedad del padre de Yvonne, y justamente allá es donde deberán enfrentar retos familiares que los obligarán a correr por sus vidas.

Leer más
Mas allá de Betel Novelas Online Descarga gratuita de PDF

Último capítulo

  • El final

    Fernando cerró la puerta del auto frente al volante. Miró al frente, gente iba y gente venía en el aeropuerto. Su hermana despegaba lejos ya y sin ninguna esperanza de verla regresar, ¿para qué? Había sido realmente traumático y se sentía culpable, ayudó en cierta forma en que los planes de su padre se cristalizaran, tener a Yvonne de nuevo en Limongi hubiese sido fantástico, un descanso, una seguridad de que todo saldría bien. Hasta intento seducir a Ensuan y se sorprendió al notar que a pesar de que todo podía hacerlo, él no deseaba eso, quería regresar a Betel.Sintió la respiración de Adriana a su lado. No es que la estuviese ignorando pero ahora tocaba dar explicaciones, durante esos tres días casi no habían hablado, apenas se encontraban y solucionaba

  • Bajo el mar

    Coloqué el segundo zarcillo en mi oreja mirándome al espejo. Pegaditos y brillantes haciendo juego con el delgado collar plateado y la luminosidad de mi vestido de fiesta negro para embarazadas que desean irse de fiesta.Pagamos cuatro habitaciones en un hotel de la ciudad para asistir a la boda de nuestro amigo Jasper. Mi embarazado estaba avanzado y a pesar deque me sentía muy bien, por las tardes solía dormir largas siestas.Comencé a tomar píldoras para la taquicardia y durante tres mesessufrí de terribles pesadillas. El niño se portaba muy bien dentro en mi panza, sin embargo, yo no era la misma desde que regresáramos de Madeira. Tomé la pintura roja para darle color a mis labios, era laesposa del padrino y debía destacar después de la novia.Enla habitación contigua estaban mi madre e Isabel, ambas lucirían hermosas con sus atuendos esa noche. En el piso de abajo esta

  • La vuelta a Betel

    Una vez que la tomé por el cuello y la apreté volví a respirar. Su falta de aire era mi oxígeno.No había mucho de heroísmo en eso, lo sé. Pero si me consideraban un salvaje este era el momento para demostrar que si podía llegar a serlo.No tengo idea que hacía mi cuñada mientras crecía, pero era buena con las ideas de autos,bates, las manos y ahora las armas. Cuando apuntó a mí no me tuvo mala puntería, yo me cubrí con la Virgen subida a un altar. El disparo le voló una mano. Todos se echaron al piso y quedé descubierto. Mi cuñada viendo que me escondí apuntó a su esposo y éste miró a la derecha, luego a la izquierda, pensó en Yvonne y mi hija en aquel momento en el que casi pierde la vida él, en el que casi lo rematan, segundo intento. Su esposa se regodeaba viéndolo nervioso así que apro

  • Que la gente te crea

    Con mucho gusto hubiese permanecido en la cama. Retozando después de por poco perder el peinado con cintillo que con tanto esmero me había hecho Vanda, osea, mi madre. Mi verdadera madre, mi real madre, la de verdad, no Gracia, Vanda.Significaba más que un ejercicio sentimental uno mental. Vivir toda una vida con la imagen de una madre y poder llamarla ahora por su nombre, o peor aún, no querer pronunciar ni siquiera su nombre era peor que las contusione ssufridas.Vanda, llevaba en brazos a su nieta que miraba y señalaba todo a su paso desde la entrada con cadenetas de flores y papeles alegóricos. Una abuela muy bien arreglada gracias a Fernando que le compró un vestido verde gua y pidió a Adriana que la peinara hasta que su castaño cabello brillara. Mi antigua secretaria nos maquilló a las dos. La manera en que lo hacía me hizo recordar a Andrea cuando nos arreglaba a Isabel y a mí,

  • Día de la Virgen

    Un bate. Las luces del auto alejándose. El sonido de los huesos de sus manos quebrarse. La detonación de un arma. ¡Salte! Estaba solo en la habitación del cómodo departamento de Adriana.Seguramente Yvonne se quedó hablando sola después que llegamos del hospital y me recosté en la cama mientras ella le daba una compota a Graciela.Me estaba conversando algo sobre su madre, o sea, Vanda.Había sido mi idea que se fuera a Betel con nosotros, no era justo que se quedara con un futuro incierto ahora que conocíamos la verdad. De hecho era parte e la felicidad que necesitaba Yvonne para nunca más extrañar Madeira.Con los días el calor había disminuido y el clima ahora templado me agradaba.Continué sentado en la orilla de la cama, los últimos días habían resultado una pesadilla familiar, algo que pudo haber terminado muy mal y que

  • Por Fernando

    María, con toda su frustración, dio un batazo a Vanda y la obligó a caer. Grité y traté de atajarla pero a pesar de que logré rozarla, sólo rozarla,cayó al suelo, empujada también por María que venía por elsegundo impacto como si se tratara de una piñata.–¡Nooo! –Metí la mano y recibí parte del golpe que iba directo a la cabeza de Vanda.¿Qué pretendía hacer mi hermana? ¿Convertirse en una asesina enserie? No dudé entonces que Antonio estuviese muerto, María venía con todo.–¡Muéranse ya!–¡María!Cuando te cuentan algo así, al principio no lo crees y luego piensas que hubieses hecho tú.Varias teorías abordan tu mente, juzgamos los otros comportamientos.Decidimos que hubiese sido mejor en ese momento. Lo cierto es que existen situacion

  • Todos contra todos

    Desde que arrancásemos el silencio reinó dentro del vehículo. Fernando no escatimó en la velocidad, cosa que le agradecí. Atrás Graciela tomaba fuerte por el cuello a Adriana, sin conocerla. Estaba asustada. Vanda por su parte, miraba en todas las direcciones.–Fernando ¿Cuántos carros viste a tu llegada? –Le preguntó estirando el cuello fuera de la ventana viendo a lo lejos la entrada donde el enorme árbol recibió el impacto.–Sólo el de María de Lourdes.–Hay otro muy cerca desde aquí puedo verlo.Saqué la cabeza por mi ventanilla y vi el auto.–Quizás fue alguien que quiso auxiliarlos. –Comentó Adriana, su tono era de gran preocupación.–No, ese es el carro donde José se llevó a Yvonne. ¡Para Fernando!Se detuvo de golpe y bajé, ellos me si

  • Miseria

    El muy estúpido aún tenía el cinturón puesto, se estiraba, giraba a verme y hasta se impulsaba sobre mi...¿con el cinturón puesto? Para mi mejor. Cuando salté sobre él me sentía eufórica , ya estaba cansada de que en mi tierra, en mi casa menospreciaran mi capacidad de ser mujer.Primero mamá ignorando mis sufrimientos, mis talentos, mis necesidades, luego papá siendo solidario pero justificando el comportamiento de mamá. María culpándome por ser madre y ahora este majadero dándoselas de Don uan para convencerme que era mejor partido que Ensuan, nadie era mejor que él para mí, nadie, esperaba convencerlo de eso.Lo ataqué con todo mi peso, de frente, rodeé su cuerpo con mis piernas y con mi mano abierta choqué su perfilada nariz, mientras mi tronco lo acorralaba contra el asiento.Se sorprendió, se confundi&oac

También te gustarán

  • Cuando Sus Ojos Abrieron
    Cuando Sus Ojos AbrieronSimple Silence5.9M leídos
  • Esposa Pecadora
    Esposa Pecadora Sixteenth Child3.8M leídos
  • Déjeme ir, Sr. Hill
    Déjeme ir, Sr. HillSuperficie del Sur3.3M leídos
  • La Heredera Divorciada Billonaria
    La Heredera Divorciada BillonariaQuiero comer carne3.1M leídos
  • La Pequeña Novia del Sr. Mu
    La Pequeña Novia del Sr. MuGato con sabor a limón2.4M leídos
  • Destinada al Alfa
    Destinada al AlfaJessicahall2.3M leídos

Libros interesantes del mismo período

  • Pies descalzos
  • RETURNS
  • Amor Irresistible
  • Locura de amor (No. 1 Saga Locura)
  • Pies descalzos
  • RETURNS
  • Amor Irresistible
  • Locura de amor (No. 1 Saga Locura)
Comentarios Deje su reseña en la aplicación
No hay comentarios
39 chapters
Rotina
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Los días pasaban con enorme rapidez últimamente.Cuidar a una niña no era tarea fácil, trabajar para mi hermano, como siempre, era estresante, conseguir señal últimamente para comunicarme mucho más difícil, así que en cuanto amanecía procuraba aprovechar al máximo el día. Atendía a Graciela si era la primera en despertar pero si no era así, le dedicaba tiempo a mi esposo. Hacerlo seguía siendo un placer y ahora más, que a petición mía llevaba tres meses sin tocar su barba y ésta estaba poblada, a veces enredada, suave, con hebras rojas que me raspaban no sólo la boca, sino también el cuerpo. Verlo desde arriba y oler su cabello cuando mis dedos se entrelazaban en él mientras besaba mis senos y seguía descendiendo era vivir en el
Leer más
Entre comidas
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Algún ruido de afuera me despertó, era sábado y no tenía apuro en madrugar, desde que Graciela naciera le dedicaba gran parte de los fines de semana. Como estaba me asomé a la puerta y vi a dos de las mujeres de mi vida. La madre vestía aún su bata corta de dormir con otra encima abierta, los cabellos alborotados y los ojos chinos de dormir, durante la noche no se acercó a mí, las diferencias habían marcado distancia. La otra, aún con su pijama rosada fresca de ositos, comía con las manos unos pedazos de melón y miraba las expresiones simpáticas de su madre. Fui por una franela t salí con eso y el bóxer, de inmediato ambas me miraron, Graciela mostró sus dientitos afilados y extendió las manos.-Hola preciosa, te has quedado otra vez a dormir afuera-La saqué
Leer más
La formula del amor
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
No evitaba hablarle, al contrario, conversábamos más ahora que hace dos días. Leo se iría con un camión repleto de mercancía, la última vez tuvo problemas en la vía y Ensuan quería asegurarse que eso no pasaría de nuevo. Para eso molestó a Piñero y éste de inmediato lo auxilió por lo que dentro de dos días Leo iría un poco más tranquilo acompañado por el padre de Catalina. La rutina, mi rutina perfecta seguía igual excepto por la distancia que se había producido entre Ensuan y yo. Evitaba algún roce significativo y notaba como él me miraba pero parecía haber decidido por primera vez, que me daría espacio. Cosa que llegó a entristecerme porque debía reconocer que temía, en mi inseguridad, que él pensara que esos hijos no los podría tener co
Leer más
El compromiso
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Nuestro buen amigo Jasper, confidente, causante de nuestro amor, padrino de la pequeña Graciela, por fin había encontrado el amor. De modo que Yvonne y yo viajamos por primera vez a la ciudad, nos quedamos en un hotel y completamente solos. Al principio estaba renuente pues serían dos días sin la niña pero mamá la convenció de que Graciela ni lo notaría y así partimos.Para la reunión vestimos muy formales, ella de traje azul marino sin mangas y espalda descubierta, largo hasta la rodilla, zapatos altos negros que estilizaban su figura, su caminar con el vaivén de sus anchas caderas y apenas un asomo de sus redondos senos. El cabello lo recogió en su típica cebolla mejor arreglada con hebras descuidadas, este parecía amoldarse sólo al estilo. El rostro lo maquilló muy bien de r
Leer más
Voces del más allá
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
A través del computador le mostré a Isabel el evento. Nos recibió con un caldo de res que funcionó sensacional en mi estómago. Leo y Liborio llevaron a Graciela a jugar afuera con unas gallinas y Ensuan estuvo pegado del teléfono muy ocupado. Para mi tranquilidad Isabel no extrañó para nada no haber ido y como nos contó la habían pasado ella y Graciela de manera increíble.Más tarde leí correos, acomodé la nevera para arreglar lo de la semana y después de jugar, asear y alimentar a la beba tomé asiento por fin, estaba agotada del viaje, las pocas horas de sueño y las respuestas que tuve que dar por correo a los pedidos de cereales de Madeira, cosa que Fernando poco a poco me fue achacando. Mi hermano había querido abarcar demasiado con los pedidos y ahora estaba e
Leer más
El viaje
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
No iba a negarlo. Tenía miedo. Ir allá, con su familia me llenaba de temores y no sabía qué tipo de temores.Después de ese sábado cada vez que sonaba su condenado teléfono temía que tuviésemos que salir con o sin maletas a Europa. Para mí se aprovechaban de la situación, si es que esta existía.El cuñado que no conocía horarios, la llamaba a placer y el hermano le hacía ofertas provocativas que en este país nadie desaprovecharía, y ya Yvonne conocía un poco de ésta economía y lo beneficioso que sería aceptar sus ofertas.Sin embargo, cumplí con mi deber como su esposo, llamé a Jasper y le pedí se encargara de los pasaje
Leer más
Ella
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Desperté de golpe. Graciela seguía rendida en su asiento, era un ángel. Ensuan también, su brazo derecho no sé cómo llegó y se apoyó en mi hombro derecho, estaba de lado y algo incómodo pero debió pensar que estaba en la cama.A pesar de que me moví no despertó y eso me dio oportunidad de mirarlo, tenía una semana siendo muy extraño, accesible pero distante, hace rato cuando me dijo lo que le molestaba casi quedo muda, no era mentira pero admitirlo dolía. Recordé mi niñez, mamá llevándonos a los tres a clases, mamá asistiendo a nuestros actos, luego Fernando trabajando con papá y llevándonos a María y a mí a diversas actividades, más que todo a mí. Solía llegar conmigo, nunca condujo, papá siemp
Leer más
De Marco
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Le quedaba bien el nombre de casa grande a la antigua residencia de mi esposa. Ella aún la llamaba "casa" y con razón. Mi cuñado con gran habilidad en el volante giró y penetramos por un camino de naranjales altos bien podados, en cuyos pies las piedras unicolores le daban elegancia, hacían una especie de cerca natural.-Son las naranjas más dulces de la región-Acotó con humildad pero lleno de orgullo, acomodé a Graciela para que viera por la ventana como el sol de esa tarde hacía un verde precioso en las hojas, al final del camino había una encrucijada con redoma y de frente la casa. El camino era de piedra fija, gris y redonda, la redoma tenía variedad de flores, la casa era alta, con un ático, pintada de rosa claro. Mi cuñado, el cual pintaba muy bien con sus grandes ojos azules y cabello
Leer más
Necesaria
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Por supuesto que todo aquello me sorprendió, sobre todo ver a papá con tan buen aspecto en esa silla. No sabía que pensar pero peor ¿qué estaba pensando Ensuan? ¿Qué le mentí, que fue una falsa alarma, o que Antonio había exagerado todo? Este disfrutaba tanto nuestra llegada que no podía cerrar la boca sin provocar una amplia sonrisa, como yo, sabía que Antonio lo notaba pero era natural que la llegada de la pequeña Graciela causara en mi cuñado ese efecto así como en mi padre y mi hermano, cosa que no podía decir de mamá y tampoco de María que sufría mucho quizás todavía.Caisella, Lorena y Michaella me acapararon con sus pícaras miradas y comentarios, me abrazaron y besaron repetidas veces, extrañaba nuestras charlas sobre temas trivi
Leer más
La casa grande
Mas allá de Betel/Gregoria R. Márquez Díaz
Vanda fue muy amable en ayudarme con Graciela y guiarme al comedor donde desayunaría. En cuanto Yvonne salió supe que no la tendría de vuelta rápido, así que apuré el paso para tener todo listo. Aproveché de hablar con mamá y preguntarle cómo estaba todo, era algo tarde allá pero igual respondió, en esta casa la señal era buenísima. No sólo a mí se me iban los ojos, a Graciela también, todo olía muy bien, a pesar de lo sencillo era todo muy de lujo, los pisos brillaban, los techos eran altos, la luz entraba a placer junto con la brisa refrescante. Los cuadros eran paisajes, las cerámicas Capo Di Monti o Jadró, imágenes religiosas, jarras, campesinas, ceniceros, alfombras entre marrones y doradas y repito...un olor peculiar que Yvonne había empacado con ella tras irse a buscarme. La cama hab&iac
Leer más
Leer más
  • Quiénes somos

    Sobre nosotrosTérminos de usoPolíticas de privacidad
  • Contacto

    ColaboraciónPalabras clave
  • Redes Sociales

    FacebookFacebook grupoinstagram