La luna llena pendĂa alta en el cielo, teñida de un rojo oscuro y vibrante que parecĂa arder con un fuego interno. En un campo devastado por la guerra, las sombras bailaban entre los restos humeantes y los cuerpos caĂdos. El aire estaba cargado de un olor metĂĄlico, una mezcla insoportable de sangre fresca y tierra quemada.
Aeryn se arrodillĂł, temblando, con las manos ensangrentadas sobre la tierra helada. Frente a ella yacĂa un hombre, o lo que quedaba de Ă©l, con los ojos abiertos y brillantes, como si desearan hablarle a travĂ©s de la muerte. OĂrlo. Encontrarla.
âNo me dejes⊠âsusurrĂł, una voz quebrada que retumbaba en su mente, como un eco eterno que nunca podĂa ignorarâ. Te esperarĂ© en cada vida⊠hasta que volvamos a encontrarnos.
El llanto de Aeryn cortĂł la noche, quebrando la pesadilla en mil fragmentos. SaltĂł en la cama, sudorosa, con el corazĂłn golpeando en su pecho como un tambor de guerra. Sus manos temblaban mientras buscaban el borde de las sĂĄbanas, tratando de anclarse a la realidad que parecĂa escaparsele entre los dedos.
MirĂł el reloj al lado de la cama: 3:33 a.m.
Siempre la misma hora. Siempre la misma angustia.
Sus dedos rozaron la piel de su pecho y sintió una marca reciente, un arañazo sangrante que no recordaba haberse hecho. Su respiración era irregular, las lågrimas se negaban a dejarla en paz. ¿Era un sueño? ¿O un recuerdo? Algo que la estaba llamando desde muy lejos, desde otra vida, o tal vez, desde otra era.
Se vistiĂł lentamente, tratando de calmar la tormenta que le ardĂa en el pecho. La luna sangrienta fuera de su ventana parecĂa recordarle que nada volverĂa a ser normal.
Al llegar a la oficina, la frĂa estructura de Virel Industries le pareciĂł un castillo inexpugnable, lleno de sombras que no la dejaban respirar. Los tacones resonaban sobre el mĂĄrmol pulido, un ritmo constante que trataba de mantener el control de sus propios nervios.
Desde que habĂa aceptado el puesto de asistente personal de Lucien Virel, el CEO mĂĄs joven y temido de toda la ciudad, su mundo habĂa cambiado drĂĄsticamente.
Lucien era un enigma envuelto en elegancia y poder. Alto, de ojos grises como tormentas, con una presencia que llenaba la habitaciĂłn incluso antes de que hablara. Y algo en Ă©l âalgo que no podĂa explicarâ hacĂa que sus sueños sangrantes se volvieran mĂĄs reales.
Justo cuando cruzaba las puertas dobles hacia su oficina, el aire pareció cargarse. La puerta de cristal se abrió con un sonido sutil y allà estaba él, esperåndola, con una expresión tan intensa que le atravesó el alma.
âAeryn âdijo con voz profunda, suave, pero llena de un mandato indiscutibleâ. Cierra la puerta.
Ella obedeciĂł sin dudar, sintiendo cĂłmo el pulso le golpeaba con fuerza en las sienes.
âHay algo que necesitas saber âcomenzĂł Lucien, sus ojos fijos en los de ellaâ. Tus sueños. Lo que estĂĄs viviendo⊠no es casualidad.
Aeryn tragĂł saliva, incapaz de apartar la mirada de esos ojos que parecĂan leer cada pensamiento suyo.
âNo entiendo âmurmurĂłâ. Son solo pesadillas, Âżno?
Lucien se acercó lentamente, y el espacio entre ellos se volvió eléctrico.
âNo son pesadillas. Son recuerdos. Tu alma estĂĄ atrapada entre dos tiempos, entre dos vidas. Y estoy aquĂ porque te he estado buscando durante siglos.
Un escalofrĂo recorriĂł su espalda. La incredulidad luchaba contra algo mĂĄs profundo, un latido de verdad que dolĂa por dentro.
âÂżQuĂ© quieres decir con âbuscando durante siglosâ?
âQue no eres quien crees ser, Aeryn. âSu voz bajĂł, casi un susurro que la envolviĂłâ. Eres la reencarnaciĂłn de alguien que fue prometida a mĂ, pero que fue arrebatada por la oscuridad y la traiciĂłn.
Ella parpadeĂł, su mente girando en cĂrculos.
âÂżPrometida? ÂżTĂș y yo?
Lucien asintiĂł, sin apartar la mirada.
âY esa no es la peor parte. EstĂĄs comprometida con otro hombre. Un vampiro. Caius Dravell. Ăl quiere poseer tu sangre por razones que aĂșn no entiendes.
La cabeza de Aeryn daba vueltas. Todo parecĂa sacado de un cuento de terror, o una fantasĂa demasiado absurda para creer.
âÂżVampiros? ÂżHombres lobo? âmurmurĂł, incrĂ©dula.
âY no solo eso âLucien le tomĂł la manoâ. EstĂĄs embarazada.
El impacto la dejó paralizada. Un calor extraño le inundó el vientre.
âÂżEmbarazada? âpreguntĂł, la voz temblandoâ. Pero yo⊠no podĂaâŠ
âEs mĂĄs que un embarazo. âLucien apretĂł suavemente sus dedosâ. Este niño puede cambiarlo todo. Es la llave para una profecĂa que puede traer la paz⊠o la destrucciĂłn.
Las lĂĄgrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Aeryn mientras se sentaba, abrumada.
âÂżY quĂ© se supone que haga? âsusurrĂłâ. No entiendo nada. ÂżPor quĂ© yo? ÂżPor quĂ© ahora?
Lucien se arrodillĂł frente a ella, con la seriedad de un hombre que lleva siglos cargando un peso imposible.
âPorque el tiempo se acaba. Porque hay fuerzas que no entienden el amor, solo el poder. Porque si no recuerdas quiĂ©n eres y por quĂ© estĂĄs aquĂ, perderemos todo.
Un ruido en la puerta la hizo mirar hacia arriba. Alguien la observaba desde el umbral: una mujer de ojos negros y sonrisa enigmĂĄtica, que parecĂa esconder secretos mĂĄs oscuros que la noche misma.
âElla te ayudarĂĄ âdijo Lucien sin apartar la vista de Aerynâ. Pero no confĂes en nadie completamente.
Esa mujer era Selene, la Ășnica persona capaz de traer los recuerdos de su vida pasada. O de destruir lo poco que quedaba de su cordura.
Esa noche, de regreso en su apartamento, Aeryn abriĂł una caja antigua que habĂa encontrado esa misma mañana en su casillero, sin saber quiĂ©n la habĂa dejado allĂ.
Dentro, un medallĂłn de plata, frĂo al tacto, con un grabado que reconociĂł de inmediato: una luna creciente atravesada por una daga.
Al tocarlo, un torrente de imĂĄgenes y emociones la invadiĂł: la voz de un hombre que le susurraba promesas en un idioma olvidado, una guerra de razas sobrenaturales, la traiciĂłn de alguien en quien confiaba y la sangre derramada en nombre de un amor que nunca pudo tener.
El llanto que soltĂł fue desesperado, lleno de todo el dolor que guardaba sin saberlo.
Y en ese momento, supo que su vida cambiarĂa para siempre.
Que el hombre de sus sueños, de sus pesadillas, la esperaba.
Y que el tiempo no estaba de su lado.