Después de un largo y ruidoso suspiro se hace a un lado, elevando un brazo para que pasemos. Vamos directo a la sala, sentándonos en el sofá frente a su televisor.
—¿Qué hacen?
—Venimos a ver unas películas y comer helado —le digo con tono casual.
— ¿Alguien es como tú? —pregunta Sole, levantando la película, mientras juega con sus cejas, porque ya sabe la respuesta del morocho.
—Ni de mierda, no vas a poner eso.
—No quiero ver Rambo —niega Sole haciendo puchero.
—Pones eso, y te alzo sobre mi hombro y te saco a la calle como una bolsa de papas —amenaza.
—Pego el dedo en el timbre —retruca, como nena caprichosa.
—Lo desconecto —demanda Gaby, adoptando la misma postura que ella.
—Bien —dice suspirando—. La verdad, no sé qué carajo tiene de emocionante ver a un tipo con un paño en la frente y un cuchillo grande —reprocha conforme camina al reproductor para poner la película.
Gaby se sienta a mi lado, negando con la cabeza y sonriendo de costado, pasa un brazo por mis hombros y me llev