Capítulo 67-Lina

Ya en el avión rumbo a casa y no veo la hora de llegar. El viaje no me es muy placentero, ya que anoche dormí profundamente «en realidad, me desmayé», por lo visto estaba muy cansada. Llevamos muchas horas de vuelo y no he podido conciliar el sueño, Alex me dijo que tomara una pastilla para hacerlo, para descansar, ya que no me veía bien; Todavía no me llevo bien con los aviones, así que le hice caso sin protestar.

Anoche me dormí sobre Lucas, después de acompañarlo con su dolor en silencio; No estoy muy segura de cuando me quedé dormida, no recuerdo mucho. Cuando recobré un poco la conciencia estaba en los brazos de Alex, quien me llevaba a la cama.

-¿Sí? —alcancé a preguntar.

—Está dormida; no te preocupes, Gaby se contrató de ella —dijo conforme me dejaba con cuidado sobre la cama; me arropó y luego me abrazo contra su cuerpo—. Descansa, ángel —susurró en mi oído; me beso la mejilla y volví a entregarme al sueño.

Antes de subir al avión hablé con mi madre avisándole que se iba a quedar con Aye; se la voy a llevar a su casa previo al funeral, no la quiero ahí, creo que no tiene la edad para estar en un velorio. Claro que sabe que el padre de Lucas falleció, pero sabe la versión Disney; con eso me refiero a que sabe la mentira que los adultos les decimos a los chicos. Se fue al cielo. Una gran mentira; bueno, yo no creo en eso. No creo en el cielo, ni en el infierno.

Marie Von Ebner-Eschenbach dijo:  "En la juventud aprendemos, en la madurez entendemos".

Y por lo que yo entiendo, eso del cielo y el infierno no existe, o al menos yo no creo en ello. Creo en el bien y el mal, obviamente, pero no creo en un cielo o un infierno, no creo en un Dios o en Lucifer. Pienso que una vez que mueres, solo se termina; Para mí no hay un después de la muerte. Ahora, supongamos que creo en eso de que cuando mueres vas al cielo o al infierno. Pregunta: ¿Quién es el que se encarga de decir quién va al cielo y quién va al infierno? ¿Quién es el que te apunta con el dedo y dice "tú subes", "tú bajas"? Y por supuesto, ¿quién es el que le dio ese deber? En fin, para mí todo eso no es verdad; para mí el bien y el mal, existe en cada uno, o sea, yo doy por seguro que una persona buena, esa la que dicen que es buena, esa la cual ayuda a los demás, la ambientalista, a esa la catalogan por buena; pero estoy seguro que, cuando niño, no ha ayudado a nadie ni se ha preocupado por el medio ambiente, sin embargo, de todas formas obtuvo el perdón, como dicen, y le dieron un boleto en primera clase al cielo. Después de esta la persona mala, la ladrona, la asesina, esa es la persona mala, la que no está absuelta de todo pecado, la que le dan una patada en el culo y cae de bruces al infierno; pero estoy seguro de que esa persona de niño, no era lo que es ahora, seguro era un estudiante, alguien que ayudaba a los demás, hasta podría decir que lo han ignorado, o hasta incluso marginado.

Yo digo que cada persona buena tiene un lado malo, tiene un tinte de oscuridad, que cada persona mala tiene un lado bueno, un destello de luz. Nosotros mismos somos el cielo y el infierno. Las verdaderas personas son las que se hacen cargo de sus actos, no los que le echan la culpa a Dios o Lucifer diciendo: "Dios me lo ha encargado", "Lucifer me lo ha pedido"; eso son puras patrañas, nosotros somos los que elegimos, por algo existe el libre albedrío.

Pienso que en vida hablamos y creemos en todo esto porque necesitamos creer en algo, creer que hay algo más, pero lo cierto es que no es así, solo somos nosotros y, cuando morimos, ya no hay más de eso, ya no hay más nada.

Todo se termina, todo tiene un principio y un final, y la vida no es una excepción. La vida es como un libro, con un principio: cuando nacemos; un desenlace: cuando aprendemos; y un final: cuando morimos.

Cuando se acaba, ya no hay más, sin embargo, preferimos decir que nos vamos al cielo.

"Todos morimos. El objetivo no es vivir para siempre, sino crear algo que permanecerá para siempre" ... Chuck Palahniuk.

Esa frase es más verdadera y certera para mí.

—Ángel, despierta ya llegamos —habla Alex, sacándome de mis reflexiones espirituales; las cuales no suceden mucho, cabe destacar.

—Ya lo sé.

—Pensé que dormías —besa la comisura de los labios.

—No, hace rato estoy despierta; pero no quería abrir los ojos —confieso, tratando de no sonar tan mal como me siento.

—¿Estás bien? —se preocupa.

—Sí —miento descaradamente; La verdad es que no lo estoy, pero voy a estar mejor cuando esté en casa.

Ay, santa m****a inmaculada; cuando llegue a casa él va a seguir conmigo, va a estar en mi hogar conmigo, mi casa va a hacer su casa, vamos a convivir juntos, recién caigo en la cuenta de esto, y me voy a empezar a hermano de los nervios. Nunca conviví con un hombre, no sé cómo hacerlo, si va a resultar o no. Hemos estado juntos en Alemania y Estados Unidos; Pasamos días juntos, bajo el mismo techo y eso, pero han sido solo días, no pasamos mucho tiempo. ¿Cómo será? No debe ser tan diferente, ¿verdad? ¿O sí?

—Mmm... No te creo nada, pero vamos a dejarlo así por ahora; hay que bajar. 

Una vez fuera del aeropuerto, me doy cuenta que no tenía transporte, ya que le dije a mis padres que no vinieran, que yo iría mañana temprano; Les dije así porque quiero presentarles a Alex en su casa, estando todos más tranquilos, tomando un café o una cerveza. No puedo ser más estúpida y descuidada, creo que todo esto me está sobrepasando, y más tener la certeza de que Alex va a vivir conmigo, hace que me agarre claustrofobia. Sin embargo, por suerte Lucas era más inteligente y le había pedido a unos de sus compañeros que les trajeran su auto, así que, mientras él viaja junto a Gaby en el auto de este último, nosotros tenemos el auto de Lucas a nuestra disposición.

El silencio reinó en el vehículo, todos estábamos sumidos en nuestros pensamientos y preocupaciones. Hasta después de salir de la capital que decidió romper con ese silencio ensordecedor.

—¿Van a mi casa? —les pregunto a Sole y Erik, mirándolos por el retrovisor. Ellos se miraron por un momento, como si estuvieran hablando por telepatía o algo así, y negaron.

—No, vamos a mi casa —responde Sole tomando la mano de Erik.

—Bien —vuelvo la mirada al frente, al camino.

— ¿Cuándo vamos a volver al resto? —pregunta ella a los minutos.

—Después del funeral; Esta mañana hable con Tony y Sofi, ellos se van a encargar si nosotras no llegamos a tiempo.

De los pocos empleados que tenemos, en los que más confio son en ellos dos. Sofi es una gran persona, siempre está tratando de que todo esté bien y aunque en sus ojos hay una mota de tristeza, siempre lo oculta con una delicada y tímida sonrisa. Y Tony, bueno, él es genial; es el gay más extrovertido, divertido, sexy y lengudo que he conocido, se la pasa muy bien con ellos dos, y Tony llegó como a adoptar a Sofi; he notado que siempre la está cuidando, ya ella la hace sentir bien que él sea así.

—Eso quiere decir que puedo llegar tarde. 

—Nop, eso quiere decir que tienes que llegar más temprano —le corrijo.

Mofa, pero no dice más nada; se apoya contra Erik, quien sonríe divertido por lo vaga que es su mujer. 

Dejamos a Sole y Erik y en la casa de mi amiga; bajaron sonriendo por la emoción de haber llegado. Yo también quiero eso; Viendo a Alex sentado a mí lado, creo que lo tendré. Estoy seguro que será así.

—Estás nervioso —afirma, interrumpiendo mis divagaciones.

-Si; la verdad es que nunca conviví con un hombre, no sé lo que pasará, y no sé cómo hacerlo —soy sincera. No voy a mentirle, no tiene caso que lo haga, seguro que va a darse cuenta, si es que ya no lo hizo.

—Yo tampoco —admite—; pero hemos estado juntos varios días en Alemania, no debe ser muy diferente, lo vamos a hacer bien —seguro, no sé si para convencerme a mí o para convencerse a sí mismo. Lo bueno es que había sacado la misma conclusión que yo; al parecer, estamos en la misma sintonía.

—Cuando lleguemos te voy a mostrar mi cuarto y mis juguetes —habla de pronto Aye, haciéndose notar.

—Eso me encantaría —expresa, sonriéndole con su hermosa y radiante sonrisa.

—Va a ser divertido —asevera devolviéndole la sonrisa.

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