Hace más de dos horas que estamos en viaje, Gaby se tomó de alertar a la policía de Entre Ríos, indicándoles dónde podía llegar a estar Lina, dándoles orden de no proseguir hasta que lleguemos nosotros. Los federales están en camino también. Tiene a todo el mundo sobre aviso. Solo espero que ese hijo de puta no le haya puesto una mano encima, que no le haya hecho daño; que esté bien, que lleguemos a tiempo, por favor.
—Estamos en medio de la maldita nada —escucho a Ian farfullar, sacándome de mi ensimismamiento.
Giro mi cabeza hacia la ventanilla y miro hacia afuera. Cuando observa alrededor entendiendo que él tiene razón, no hay nada en absoluto, es todo campo y más campo.
¿Dónde carajos está metido este hijo de puta?
—Voy a matar a ese imbécil —vocifera Gaby desde el asiento de atrás.
En ese momento suena mi teléfono; con desespero lo saco de mi bolsillo delantero, y antes de atender veo la pantalla.
-¡¡Tonelero!! —Lo pongo en alta voz.
—Ya tenemos la localización de Lina. Se encuentra en Villa Paranacito; en Ibicuy, para ser más exactos. Ahora te mando la dirección y alerta GPS por mensaje.
—Dime que no está en la isla —pide Gaby casi en súplica.
—Lo siento, Medina, es la isla —le confirma.
—Esto es una reverenda m****a. ¿Cómo se supone que vamos a cruzar? —pregunta Ian.
—Ya me encargo —anuncia Gaby y saca su teléfono, poniéndose a teclear.
—Alex... —suspira Cooper.
—¿Sí, Cooper?
—Monitoreé por satélite, y hay un par de camionetas todo el terreno alrededor de la propiedad; Es evidente que esta vez no está solo. Creo que...
—No, Cooper, no voy a dejar que termine esa frase...
—Pero, Alex, no es seguro para ti; ese tipo no está solo —No quiero seguir con esto.
—Pero Lina está allí, y ella está sola con él, y si ella está ahí, yo tengo que estar ahí —sentencio, ya irritado y con ganas de mandarlo a la m****a.
—Solo digo que tengas cuidado. Si fuera por mí, no dejo que vayas; si estuviera ahi...
—Pero no estás, Cooper, y yo no la voy a dejar sola con ese psicópata —demando, y siento como la sangre hierve dentro de mí.
—Ni siquiera sabes si está... —No voy a dejar ni que piense eso.
—Ni se te ocurre —Le pego un puñetazo al tablero del auto, furioso y desesperado—. M****a, Cooper, no quiero que digas semejante idiotez. Ella está viva. ¿Me entendiste? ¡¡Viva!! —Termino gritándole de rabia; si lo tuviera en frente, seguro lo hubiera golpeado.
—Lo siento. No digo más nada; solo, ten cuidado... Ahora te mando la localización.
—Bien —dicho esto, cuelgo, y le propino otro puñetazo al tablero del auto.
—La vamos a encontrar, ya llevar a casa —dice Ian.
—Por supuesto que la vamos a encontrar ya llevar a casa —sentencia Gaby con dientes apretados.
Cooper me manda la dirección del lugar por mensaje y lo relato para los demás, Ian lo programa en el GPS y Gaby se encarga de avisar a la caballería. Este último protesta, porque era más lejos de lo que estábamos y nos quedaban unos cuantos kilómetros más por recorrer. Los tres estamos perdiendo la paciencia con este jodido viaje de rescate. Nos sumimos en nuestros pensamientos y, quizás, en nuestros rezos silenciosos por encontrar a Lina con vida.
—Ahí es —anuncia Gaby, adelantándose entre los dos asientos.
Yo miro y veo a varios policías y federales esperando cerca de unas lanchas. Hoy es uno de esos días que agradezco tener familia y amigos policías; son muchos los que están aquí, y en silencio agradezco que lo estén.
Estacionamos y Gaby es el primero en lanzarse fuera del auto, en segundos es increpado por dos agentes federales; pongo mi mano en la manija de la puerta para abrirla y bajar, pero antes que pueda llevar a cabo mi propósito, la mano de Ian se posa en mi hombro. Giro mi cabeza hacia él con la intención de insultarlo, o golpearlo si es necesario, si se le llega a ocurrir decirme que me quede al margen.
—Ten —Me tiende un arma; poso mi mano sobre ella para recibirlo, pero él sostiene el agarre—. Entramos y salimos juntos, no actúes sin nosotros, ¿ok? —Espera a que asienta y yo lo hago en silencio—. Bien, vamos —dicho esto sale del auto.
Tomo una inhalación profunda y lo imito.
Al llegar donde estaban los demás, noto que están dándose instrucciones; luego, un oficial se acerca a mí.
—Señor... Lombardo —se presenta extendiendo su mano—. Para servirle.
—Betanckurt —digo, estrechándola con firmeza.
—No se preocupe, vamos a traerla de vuelta —asevera.
Asiento sin decir una sola palabra; desde que hablé con Cooper, mi cabeza piensa lo peor y estoy tratando con todas mis fuerzas de no hacerlo, y no hablar para no decir en voz alta lo que pienso. Me rehúso a decir que ella no está bien; ella está sana, está viva, y la vamos a encontrar y llevar a casa. La voy a tener de nuevo conmigo, entre mis brazos, en nuestra cama; ella va a volver. Va a volver conmigo.
—Andando —escucho a Gaby dar la orden, haciendo a un lado mis malditos pensamientos—. Tenemos una damisela que rescatar, y un hijo de puta que apresar —Luego me mira—. O en su defecto, matar —Me guiña un ojo y se da la vuelta, para caminar hacia las lanchas.
Su intención no es llevarlo a la cárcel, sino matarlo, y es mi misma intención; no le voy a dar oportunidad de que pueda salir, o de escaparse de nuevo. Eso no va a pasar; de aquí no sale respirando. Nunca he matado a una persona, no tengo ni puta idea de cómo me puede afectar, pero en este momento me da igual, se metió con la mujer que amo, con mi familia y nadie se mete con lo que amo. Más adelante resolveré los efectos colaterales.
—¡Quiero a todos en las lanchas! —manda Ian en un grito—. ¡Ahora! —les ordena, y todos empiezan a correr hacia ellas.
Nos apresuramos a ir donde nos está esperando Gaby con tres oficiales más. Luego de unos minutos nos encontramos bajando de ella y adentrándonos más allá, tras de unos árboles, vemos unos hombres fuera de una casa de tres pisos, demasiado grande como para este lugar, y se pueden divisar unas cuatro SUV. El jefe de policía empieza a hacer señas a sus oficiales, las cuales no tengo la menor idea de lo que significan, y todos empiezan a expandirse.
—Quiero a la chica sana y salva —ordena este a los demás, quienes asienten y salen de sus escondite.