ARIA
Pasé los dedos por mi cabello mientras daba vueltas por la sala, nerviosa. Había ordenado todo en el pent-house, incluso aunque ya estaba impecable. Pero no podía quedarme quieta.
Mi madre y Azriel estaban en camino.
No los había visto en días, y después de todo lo que había pasado, necesitaba ese pequeño respiro de realidad. De familia.
El sonido del timbre del ascensor me sacó de mis pensamientos. Fui rápido a la puerta y los recibí, sintiendo un peso aliviado en mi pecho cuando vi a mi madre y a Azriel allí.
—¡Mamá! —Me lancé a sus brazos, apretándola con fuerza, me aparté rápido al darme cuenta que está de pie— ¡Mamá!
Ella me abrazó con la misma intensidad, acariciando mi cabello.
—Mi niña, ¿estás bien?
—Sí, mamá. Ya todo está bien ¿Porque no me llamaste cuando estabas caminando?
Cuando nos separamos, Azriel me revolvió el cabello con una sonrisa burlona.
—Sigues siendo igual de dramática.
—Y tú igual de molesto —respondí, rodando los ojos ant