ARIA HATZIS
Un año después...
Nikolai no vive más en su penthouse. Lo dejó para que tuviéramos nuestro propio lugar, uno que fuera solo nuestro. Y para mí, ahora también olía a hogar.
Mi hogar.
Estaba en mi estudio. El lugar que Nikolai me había hecho construir solo para mí, en la parte más alta de la casa, donde la luz del atardecer tocaba con delicadeza los marcos de fotos, los recuerdos y esa lista...
La famosa lista.
La tenía frente a mí, arrugada por el mar y el uso. Cada número tachado con tinta azul. Algunos con pequeñas anotaciones al costado. Corazones. Fechas. Incluso frases suyas, con esa letra firme y arrogante que adoraba:
“Nunca me subí a un maldito caballo por nadie más.”
“Sí, me comí esa cosa callejera solo para verte feliz.”
“Lo volvería a hacer todo, incluso bailar bajo la luna, si eso significa que sonrías así otra vez.”
Acaricié el papel con ternura, luego escribí la fecha de hoy en la esquina y comencé una nueva entrada en mi diario.
"Hace un año me