Al salir, John frunció el ceño al ver a alguien muy familiar y que se había vuelto algo molesto desde hacía un tiempo. No le prestó atención y siguió su camino hacia el área de fumadores afuera del hospital. Quería desesperadamente un cigarrillo, ya sea que fuera verdad o no, no quería emocionarse en vano, Isabel se había vuelto alguien muy distante y huraña, por lo que debía ser muy paciente, a diferencia de el pasado, ella se veía bastante fuerte, no obstante, podría ser como un fuerte y gran témpano de hielo, si golpeara suavemente su punto débil, se partiría en pedazos en un instante.
Suspiró nuevamente con más profundidad al recapacitar sobre eso, quería desesperadamente sacarle de ese lugar pero sabía perfectamente que si lo hacía a su modo, Isabel sería completamente capaz de cerrarse a él para siempre.
Y no se creía lo suficientemente fuerte como para soportar eso.
—¿Vas a seguir extendiendo esto? Tu hijo no debería nacer en esta situación, si no...—
—Cuida tu maldita boca.