Analisse
El atardecer se filtra por la ventana, tiñendo mi habitación de un tono anaranjado melancólico. Y sin previo aviso, las lágrimas comienzan a correr por mi rostro. Me siento estúpida. Devastada. Tan hundida en este dolor que ni siquiera sé cómo comenzar a respirar de nuevo.
Tengo la imagen frente a mí. La he visto tantas veces que ya me sé cada detalle. Es Leonard, acostado, aparentemente dormido, junto a él, su exesposa. Desnuda. La imagen habla por sí sola, no necesita explicación. Y aunque sé que ella fue quien la envió, que lo hizo con toda la intención de destruirme, no puedo evitar sentirme aplastada. Humillada, traicionada.
¿Por qué me duele tanto, si se trata de su exesposa? ¿Por otro lado, por qué siento que se me rompe el pecho cuando leo esos comentarios en redes sociales? "Leonard uno de los empresarios más destacados del país, fue engatusado" Eso leo entre las respuestas, una tras otra, se burlan de mí. Me llaman “una cualquiera”, “una interesada”, “la mujer de c