Leonard.
Realmente me molesté al escuchar a esas mujeres decir lo que dijeron. Sé que al principio me comporté como un patán, no lo niego, pero no iba a permitir que siguieran humillando a Analisse. Ya fue suficiente con la humillación que recibió por parte de mí madre y de mi mismo hace meses atras, esta vez no pensaba quedarme de brazos cruzados. Por eso decidí actuar.
Ahora estamos comiendo en un restaurante chino. Ella se ve más tranquila, incluso animada. Yo, sin embargo, reviso mi móvil y veo que las noticias están explotando en las redes sociales. Algunos comentarios decían que una mujer como Analisse había logrado descongelar el corazón frío del gran Leonard Blackwell. Otros cuestionaban cómo una mujer “como esa” había terminado casada con un hombre como yo. “Seguramente ese bebé no es de él”, “No andes creyendo esas cosas, Leonard”, y miles de comentarios más que prefería que nadie viera.
Permití que ella comiera con tranquilidad. No quería que esos comentarios afectaran su á