Raven no había llegado a Recursos Humanos por casualidad. Su primer año en la empresa había sido casi un campo de entrenamiento disfrazado de trabajo. Comenzó en el área de paquetería y mensajería del sótano, primero como empleado de línea, luego supervisando envíos y organizando rutas. Aprendió de logística, de control de tiempos y de lidiar con empleados más viejos que lo subestimaban por su juventud. Su desempeño fue tan meticuloso que pronto lo enviaron a entrenamientos de liderazgo interno. Siempre trabajaba como si fuera su último día allí. No veía a Maelik por ningún lado y ni señas de regresar del extranjero cuando supo que se había ido de negocios, mientras Raven asistía a la fiesta de fin del primer año.
Al segundo año, cuando muchos en su puesto seguían repitiendo errores básicos, Raven ya era gerente de mensajería. Allí demostró lo que pocos apostaban: que un beta, con la disciplina correcta, podía manejar áreas enteras con la precisión de un reloj. Ya trabajaba como si no