Raven entró primero al piso ejecutivo, respirando hondo. Ajustó su camisa, tomó los documentos del día y encendió su computadora. Durante el resto del trayecto intentó no pensar mucho en lo que habia dicho la doctora, aunque se estaba desmoronando. ¿Cómo era esa mierda de convertirse de beta a omega asi de la nada? ¿realmente Maelik era el culpable de sus males? Maelik le habia sugerido tomarse unos dias, pero preferia irse a trabajar que quedarse mirando las cuatro paredes de su habitación y su padre mas insoportable si se entera.
—Bien, puedo hacerlo —murmuró, dándose ánimo.
No habían pasado ni quince minutos cuando la puerta del despacho de Maelik se abrió.
— Raven. ¿ cómo vas?—La voz profunda del alfa retumbó en el espacio.
Raven se tensó.
—Bien, señor Vanross. ¿Necesita algo?
Maelik alzó una ceja.
—¿Otra vez con “señor Vanross”? —Caminó hacia él con un café en la mano—. Antes me llamabas Maelik.
—Fue… —Raven tragó saliva— fue un día confuso.
Maelik dejó el café frente a él.
—Te l