Capítulo 18. Morir bella y joven
Mariana miró la pantalla de su teléfono, vio la hora y se maldijo por dentro. Desde que se había separado, no había dormido tan profundamente. Estaba a punto de colgar cuando Cinthia le pidió que le diera la dirección para ir a recogerla.
Ella le respondió que se la enviaría por mensaje, colgó de inmediato, abrió la aplicación y envió su ubicación. Luego miró hacia la cama y vio la espalda ancha y desnuda de Felipe, acostado boca abajo, con el rostro hacia adentro, sin poder verle la cara.
Pensó en rodear la cama para mirarlo, pero se contuvo. Respetó la decisión que había tomado la noche anterior. Se dio la vuelta y empezó a recoger sus cosas, que estaban esparcidas por toda la habitación.
Entró al baño, se lavó la cara, se enjuagó los dientes y buscó en su bolso una banda elástica para recogerse el cabello. Al no encontrar ninguna, se pasó las manos mojadas por el pelo y se lo recogió, haciéndose un moño improvisado.
Se vistió lo más rápido que pudo y salió del baño. Volvió a mirar