C59: Necesito su ayuda.
Los sentidos de Dorian, tan agudos como los de cualquier bestia, captaban cada detalle con una claridad lacerante. El olor que emanaba de ella era ajeno, una amalgama de sangre, carne desgarrada y muerte. Apenas un leve vestigio del aroma que él conocía se entrelazaba entre toda esa podredumbre, pero era un rastro débil, tan lejano que parecía un eco de algo que había dejado de existir.
No se trataba de una transformación común. No era la fusión perfecta entre cuerpo y mente que caracterizaba a su raza. Somali no estaba dentro de esa loba. No había conciencia, no había juicio, no había control. Todo lo que la definía, todo lo que la hacía ella, había desaparecido sin dejar rastro.
Era solo una bestia. Un lobo más, dominado por los impulsos más primarios, por el hambre, por el instinto de caza, por la violencia que dictaba la naturaleza.
El vacío que se abrió en el pecho del Alfa fue tan abismal que por un momento no supo cómo moverse ni cómo respirar siquiera. No había previsto esto.