Nectáreo guardó silencio, luego se giró hacia ella y la abrazó con sumo cariño. Me serví de nuevo bebida cuando el timbre de mi teléfono sonó. Era Dante, avisando que habían regresado. Le pedí a Celia que fuera a abrir la puerta, lo cual hizo enseguida.
—¿Y qué pasó después? —pregunté en voz baja a Nectáreo.—Después de mucho tiempo, alguien llamó a papá diciéndole que Dinora lo estaba esperando en un hotel y era verdad, pasaron la noche juntos y se iban a marchar al extranjero. Lo otro que supe es que lo acusaban de haberla violado —continúa recordando—. Yo fui cuando me llamó papá y me lo encontré moribundo y Dinora no estaba por todo aquello, había desaparecido. Esa historia me resulta extrañamente familiar, como un eco de lo que pasó con