Sigue contando cómo el tío Giovanni, que desde niño mostraba predisposición por la tortura, estaba bañado en sangre, al igual que él, Alonso y Fabio. Carlos era muy pequeño y no lo llevaron con ellos.
—Fue entonces cuando los Garibaldi nos volvimos aterradores. La familia estaba herida y abochornada, y eso nos hacía estar sedientos de venganza. Fue una época negra para nosotros, hijo, y no nos detuvimos hasta convertirnos en quienes somos ahora. Por eso soy como soy —dijo con pesar bajando la cabeza ante mí como si se abochornar, pero luego la levantó y la fijó en mí—. Fue la única manera que encontré de sobrevivir. Pero juré por la sangre Garibaldi que no me iría de este mundo sin saber quién mandó hacerle eso a mi querido hermano. Y así será. ¡La sangre solo se paga con sangre! No olvides nuestra m&aac