Roger me mira, abre y cierra la boca con incredulidad. Nunca lo había tratado así, le lanzo un beso inclinándome lo suficiente para que vea cómo se asoman mis senos por mi atrevido escote. Traga en seco mirando mi pecho, sin darse cuenta se pasa la lengua por los labios. Le sonrío, mientras le unto un poco de mermelada con mi dedo en sus labios que chupa asombrado ante los ojos rabiosos de Celeste.
Luego sale de inmediato como si huyera mientras yo me hago la inocente y continúo bebiendo mi café sin dejar de observar a mi hermana, quien bufa furiosa, pero no puede decir nada. Me mira rabiosa, y termina por sentarse a mi lado. La conozco muy bien; en estos momentos está a punto de explotar de los celos, pero sabe que tiene que contenerse.—¿No vas a ir al trabajo hoy? —le pregunté, intentando parecer normal.—No me siento bien —contestó, apenas l