Mundo ficciónIniciar sesiónCELIA:
La voz de mi abuela, áspera y autoritaria, resonaba en la habitación. Sus ojos, dos pozos negros de maldad, me miraban fijamente mientras manos huesudas trazaban símbolos en mi piel. Cada marca ardía como fuego, arrancándome gritos ahogados.
Intenté moverme, escapar, pero mi cuerpo no respondía. Estaba atrapada, reviviendo aquel horror una y otra vez. Las sombras en las esquinas parecían cobrar vida, figuras espectrales que se regocijaban con mi sufrimiento, sus risas silenciosas reverberando en las paredes de mi mente. El refugio estaba inundado de un denso humo rojo, acre y sofocante, que se arremolinaba como serpientes de fuego. Mi cama estaba rodeada de mujeres con rostros pintarrajeados con diseños luminiscentes que brillaban en la penumbra como brasas ardientes. Sus voces se elevaban en un cántico hipnótico, el mismo que había escuchado en mi sueño, una melodía antigua y terrible que hacía temblar los cimientos de la realidad. —¡Las brujas Ja






