Mundo ficciónIniciar sesiónDANTE:
Me di cuenta de que los ruegos y el típico enamoramiento no eran lo que movía a mi dama, todo lo contrario. Necesitaba llevarla conmigo a todas partes, hacerla vivir estas emociones, demostrarle que a mi lado no sería la típica ama de casa, sino mi compañera, mi igual.
—Confía en mí, Diletta, te protegeré —y me tomé el atrevimiento de apretar una de sus manos, que ella retiró. —Disculpa. No haré nada que no quieras, solo quería que dejaras de temblar. —Estoy bien —fue su fría respuesta y para mi sorpresa agregó. —Confío en ti, eres un buen líder. Pero no esperes más de mí. No respondí, aunque su rechazo me dolió más de lo que imaginaba. Murmuré un “perdón” sólo audible para ella y volví a mirar hacia adela






