Mundo ficciónIniciar sesiónDANTE:
Celia respondió a la pregunta de su hermana con un tono frío y distante. Era evidente que el ambiente familiar había cambiado. Las dos mujeres se estudiaban con la misma cautela con la que dos oponentes evalúan sus armas en un duelo silencioso. Y Alonso, como siempre, se mantenía al margen, observando tras sus gafas oscuras. Su cuerpo relajado contrastaba con la constante sensación de peligro que emanaba de él.
—Estoy mejor, al menos se me quitaron las ansias locas de correr a encontrarme con no sé quién —contestó Celia. —Ya veo que lo de seguir entrenando era en serio. —Sí, nadie volverá a tomarme por tonta —dijo muy seria Diletta y me sentí aludido, intercambiando una mirada de auxilio con Alonso. —Te cuidaré, hermana, y a mi sobrino también. —Me alegra mucho escuchar eso —intervino Alonso. —A partir de hoy estarás todo el tiempo bajo el mando de Dante. Te necesitamos para acabar de coger a todas esas brujas. Mi corazón latió con fuerza al e






