DANTE:

Esperé al alba con ansias, habíamos trazado un plan para que Diletta viniera a mí. Estaba seguro de que, como cada día, ella se estaba preparando para su entrenamiento con Filipo. Con Alonso ocupado cuidando de Celia, su hermano Nectáreo, que también deseaba que lo nuestro funcionara, me dijo que ella había decidido retomar su riguroso régimen de entrenamiento. Y me pidió que me hiciera cargo de ella mientras él nos ayudaba a buscar a las brujas. Me hizo prometer que no la perdería de vista y yo lo hice con gusto. Nada deseaba más que estar al lado de mi amada.

 La vi llegar desde lejos, se había vestido con su habitual indumentaria de campaña, y se dirigía al punto de encuentro donde debían recogerla para llevarla al campo de entrenamiento de los Garibaldi. Al llegar, no encontró al hombre que usualmente la recogía, en su lugar, recibió un mensaje informándole que, a partir de ese día, estaría bajo el mando de su cuñado Alonso. Fue el momento en que decidí a