CELIA:
Alonso se detuvo en seco, sus ojos se encontraron con los míos, llenos de una mezcla de frustración y comprensión. Lo podía ver como luchaba conociendo que yo tenía razón, pero también que la situación era desesperada.
—Celia, entiendo tus miedos —dijo, su voz suave, tratando de calmar la tormenta que se había desatado entre nosotros—. Pero debes entender que si no hacemos algo, ellos vendrán por nosotros, por ti, por nuestro hijo. Colombo asegura que te mantendremos muy segura, será solo una trampa para los enemigos.Sus palabras resonaron en la habitación, un eco sombrío de la realidad que enfrentábamos. Pero no podía aceptar su plan, no podía aceptar ser el cebo.—No, no quiero y no voy a cambiar de idea, encuentren otra forma, Alonso —respondí, decidida—. Pero no seré el cebo, no pondr&eacut