ALONSO:
La firme determinación de proteger a mi amada Celia y a nuestro futuro hijo me infundía fuerzas. Estaba convencido de que Fabrizio no nos fallaría y, mientras tanto, haría todo lo humanamente posible para mantener a salvo a ambos.
—Todo va a estar bien, cariño —le susurré, mientras le aplicaba compresas frías en su frente, ahora limpia, sin rastro alguno de lo que antes había presenciado en ella. ¿Cómo era posible que un tatuaje tan extenso pudiera aparecer y desaparecer de esa manera? Nunca antes había oído hablar de algo semejante. ¿Qué clase de hechicería le habían hecho a mi Celia? ¿Y cómo iba a liberarla de ello? La incertidumbre me roía por dentro. Tenía que descubrir cómo liberar a mi Celia de este maleficio y, además, comenzaba a temer por nuestro hijo. ¿Podría afecta