125. EL PROBLEMA CONTINÚA
ALONSO:
Agustino, con un semblante marcado por la preocupación, avanzó hacia el probador donde, afortunadamente, había conseguido refugiar a Celia, quien sollozaba inconsolablemente, aterrorizada ante el tumulto que se desataba a sus espaldas. Diletta ya había sido evacuada del lugar y entregada a Coral, quien emergió inesperadamente detrás de mí, asegurándome que tomaría las riendas de la situación.
—Celia, es hora de salir y demostrarles a todos quién eres realmente —exigió Agustino, penetrando el espacio íntimo del probador donde fue recibido por un abrazo tembloroso de Celia—. Tranquilízate, hija. Nunca debí permitir que Celeste te acompañara; era previsible que te tendería una emboscada. Ven, muestra a estos amigos el tatuaje en tu hombro.
Sin más preámbulos, bajó cuidadosamente la blusa de Celia para revelar un delicado tatuaje de un rubí, un detalle que hasta ese momento había pasado inadvertido para mí. Los acompañantes de Agustino procedieron a verificar uno por uno la in