126. UN ENCUENTRO INESPERADO
ALONSO:
Mariela, una sombra que nunca había despertado sospechas, permaneció a dos pasos detrás de Concetta, expresando una seguridad inquietante en cada movimiento.
—Sí, la ingenua hija de Agustino Balarte que buscó refugio en el probador para llorar y que lleva un tatuaje. Diletta apareció con su hermano y besó a Dante, así que es probable que ese incorregible donjuán esté jugando a dos bandas —dijo Mariela sin poder ocultar sus celos.
—Qué interesante. ¿Y Alonso no se presentó? —inquirió Concetta, escudriñando el entorno como si intuyera mi presencia.
—No, solo fue visto en la empresa de los Balarte, y después desapareció de su edificio —continuó informando Mariela—. La ingenua Celia es el "Rubí". Tiene la marca en el hombro.
—¿En el hombro? ¿Pudiste ver cómo es? —Concetta preguntó con premura.
—No, su padre estaba con ella y solo se lo mostró a los viejos que lo acompañaban. Oye, Concetta, ¿por qué no aprovechaste todo este tiempo que retuviste a Diletta secuestrada para r