No puedo renunciar a Emma.
El joven CEO Mendoza ya estaba casi ebrio, enarcó una ceja hacia su amigo Alexander. Lo había llamado solamente a él para contarle lo que estaba pasando y en cambio ya estaba todo un ejército en su mesa.
— Alexander, ¿Piensas que te llamé para que organizaras una fiesta o que demonios? Ahora todo el mundo va a enterarse de mi maldita desgracia, o me caso con esa mujer o pierdo todo lo que ha sido de mi familia por generaciones, estoy más que malditamente jodido.
Rafael ya arrastraba las palabras, tenía la corbata desordenada al igual que su cabello, cosas que no restaba para nada su atractivo, al contrario parecía verse más varonil y sexy.
— Que sorpresa encontrarlos aquí, Sergey Ivanov, Adriano De Luca. Hace tiempo que no teníamos oportunidad de coincidir — Habló Donovan Lombardi.
— Es verdad Donovan, el tiempo no pasa por tí, tú y tus hijos parecen trillizos. Hemos venido porque Alexandro dijo que esto era de vida o muerte. — Sergey respondió.
— Por esa misma razón est