La felicidad de los padres Mendoza.
La familia De León se despidió ya entrada la noche, dejarían a los padres a solas para que disfrutarán de su primera noche con los gemelos.
Emma se había quedado dormida prácticamente desde que la llevaron a la habitación, los efectos de la anestesia le habían durado bastante.
Era el CEO quien se estaba encargando de cuidar a sus hijos, ellos habían estado despiertos desde las doce de la noche.
— ¿Ustedes dos no piensan dormir? Ya los alimenté, les cambié el pañal, los arrullé, y todavía siguen aquí desiertos.
Los mellizos movían todo su cuerpecito. el CEO se preguntaba si cuando estaban en la barriga de su madre, también se movían tanto.
— Hmmm... Rafael, tengo un poco de sed.
— Hola cariño. Por fin despertaste, creí que te habías convertido en la bella durmiente. Enseguida te llevo agua. — El CEO dejó a su hijo de nuevo en su cuna, y le llevó una botella de agua con una pajilla a su mujer.
— Ya se me pasó la anestesia, esto duele mucho, no me puedo mover.
— Cómo