Los tres millonarios y poderosos hombres maduros, comprendían la desesperación de Rafael al no querer casarse con otra mujer que no fuera la mujer que amaba. Pero tampoco se podía dejar despojar de lo que le pertenecía.

— Esto no va a ser nada fácil, tenemos que hacer un plan que resulte perfecto, Rafael... Tienes que decirle la verdad a tu novia, ella tiene que saber que te están chantajeando. — Sugirió Adriano.

— No puedo decirle que voy a dejarla porque siempre sí me voy a casar con mi ex prometida. Le rompería el corazón, eso destrozaría por completo a Emma.

— No hay otra opción, tendrás que pedirle que te espere, que volverás a ella una vez que logres derrotar en su juego a tu abuelo y a los Montez.

— No, no quiero perderla, Esa mujercita no aceptará, creerá que el dinero me importa más que ella. La conozco muy bien. Preferiría que viviéramos debajo de un árbol y nos cubriéramos del frío con sus hojas, a qué yo me casara con otra mujer. Me niego, no lo haré, nunca lo h