CAPÍTULO 9. Vestido asqueroso.
Narrador.
Orlando estaba cenando en la cocina de la hacienda, sintiendo por primera vez una rara sensación al tener que estar en el lugar de un verdadero empleado, puesto que nunca le interesaba saber si las personas que trabajaban para él tenían la necesidad de alimentarse como todo humano lo hacía, o en qué área tenían que hacerlo.
—Orlando, querido esposo, te estaba buscando —dijo Cristina en cuanto entró a la cocina con una enorme sonrisa y con la necesidad de hablar lo que recientemente vio.
—¿Qué demonios quieres? —le preguntó a Cristina en cuanto la vio llegar agitada, pues por su culpa se encontraba en ese lugar.
Cristina observó a Lucrecia, quien estaba limpiando la cocina, y para que ella no pudiera escuchar, se acercó a la mesa y le susurró:
—Vi algo muy interesante.
Se sonrió antes de tomar un espárrago del plato en el cual estaba la cena de Orlando. Él estaba a punto de tomar el mismo con un tenedor y, tras ver eso, arrastró el plato colocándolo delante de ella con eviden