27. LA RAZÓN.
—Valeska, hola —mi jefe me saluda desde la distancia mientras dejaba sobre las manos de Ivar el casco.
—Hola, buen...
—Valeska —Ivar me llamó y cuando volví mis ojos a los suyos, su mandíbula parecía estar a punto de estallar.
Se puso de pie y me miraba desde esa impresionante altura de la que era dueño, se acercó lentamente y tomó mi rostro entre sus manos, me dio un beso y luego su frente sobre la mía.
¿Extraño? Por supuesto que sí, habían pasado 3 días desde aquel horrible incidente de Joshua y aunque esa madrugada conversamos, las cosas estaban extrañas, yo sentía que algo que había dañado, además en secreto había comenzado a buscar un pequeño departamento que pudiese pagar para mi y mi abuela, ya me había llegado el correo con la fecha de su salida y ya había hablado en el trabajo para que me dieran permiso de ir por ella.
Era un viaje largo y desgastante, pero necesario, no podía dejar a mi abuela lejos y sola.
—¿Qué haces? —pregunte algo inquieta.
—Me despido de mi esposa