94. MENTIROSO AMOR.
—¡Igor, no! —El grito de Valeska al pequeño diablillo asustó a todos.
El niño estaba sobre una mesa, con una sábana anudada a su cuello simulando una capa.
Ingo sostenía la silla en la que estaba el perro que era más grande que ellos dos y que estaba por salir corriendo en dirección a Igor, con una habilidad única en Ivar, el rubio se abalanzó sobre su pequeño que estaba volando por el aire mientras sostenía a la hermosa Ida, la recién llegada a la familia, Ragna tenía poco menos de dos meses de haber tenido a otro lindo niño, llamado Ingmar.
—Un día vas a sacarle el corazón a tu madre, pequeño —Igor tenía edad suficiente como para entender con claridad las palabras de su padre y por esa razón soltar una carcajada sonora que solo los niños pueden lograr, para hacer reír a todos a su alrededor.
Era un día soleado, de cielo despejado y con aves cantando por todo el lugar, Ivar y Valeska miraban en dirección a la piscina porque Igor jugaba desenfrenadamente con Ingo, eran como uña y