A la noche siguiente, Ethan trataba de convencer a Margaret de que lo mejor era que él se quedara junto a Willy y ella.
—¿Estás segura de que estarán bien? No quiero irme y dejarlos. Hablaré con Marcus, él me entenderá.
—Estaremos bien. Willy ha estado reaccionando bien al tratamiento, y en estos momentos está dormido. Anda, ve y diviértete un poco; es el cumpleaños de tu mejor amigo, no te preocupes por nosotros.
Ethan suspiró, aun con dudas, pero asintió. Acarició suavemente la frente de Willy, quien dormía plácidamente en la cuna, y luego se volvió hacia Margaret.
—Prométeme que me llamarás si pasa cualquier cosa —pidió, con una mezcla de preocupación y ternura en la voz.
—Te lo prometo —respondió Margaret, sonriendo para darle tranquilidad.
—Voy a estar pensando en ustedes todo el tiempo.
—Y nosotros en ti —dijo ella, acercándose para darle un beso en la mejilla—. Ahora, ve y celebra con Marcus. Nos vemos en un rato.
—Antes de irme, necesito un premio de consuelo —bajó la tira de