Llegada la noche, y luego de meditarlo sin cesar, Margaret accedió a reunirse de nuevo con Ethan, pero esta vez sería en su Penthouse. No tendría ningún acercamiento con él, o eso creía ella. Convencida de que él era bondadoso, apelaría por un poco de compasión y lo convencería de hacer un nuevo trato…
—Moría por verte —Ethan se notaba complacido.
—¿Cómo sabías que era yo?
—Digamos que… lo presentí. Veo que no hiciste caso a mis peticiones. ¡Bien! Me imagino que estarás dispuesta a enfrentar las consecuencias por desafiarme —él se encargaría de cobrar dicha falta de respeto—. El mensaje que te envié esta mañana fue muy claro: debías traer un vestido rojo, el pelo suelto y sin pantis. ¿Por qué apareciste con jeans y blusa?
—¡No, no te equivoques! Vine porque quiero acabar con todo esto de una vez por todas. No seguiré tu juego, jamás nos involucraremos de nuevo. Dime cuántas cuotas son las que te tengo que pagar y lo haré —le aseguró mirándolo fijamente.
—Eres desafiante y determinada.