Miguel y Damián miran a Alice, y luego se miran entre sí.
—Respóndeme, Damián, ¿por qué? —vuelve a preguntar Alice al notar su silencio.
—Yo... los dejo solos —Miguel se marcha sabiendo que se avecina una posible disputa por falta de confianza.
—No tienes por qué ocultarme las cosas —Alice lo mira algo enojada.
—Alice, no es el momento de hablar, estamos en un evento —Damián mira a los demás y observa que los están mirando.
—Necesito saber la verdad, Damián, el tema de mi secuestro —susurra— es algo que yo también debo saber.
—Yo, tu esposo, te estoy protegiendo, Alice.
—¿Y de quién me proteges? Al ocultarme los inconvenientes que están sucediendo, solo haces que nuestra relación sea más complicada.
—Lo mejor es irnos a casa, venir a este evento solo ha sido un dolor de cabeza. Vamos —Damián la toma de la mano para llevársela, pero Alice se detiene y lo mira a los ojos.
—Alice, no empieces. Si no te digo nada de lo que está pasando es porque te protejo, soy tu esposo y mi deber es cuid