Damián la observa en silencio, las palabras de Alice le causaron confusión: "¿Cómo que la decepcionó?". La mira sin parpadear, y ella, al percibir su silencio, pregunta: "A ti nada te importa, ¿verdad?". Luego sonríe con amargura: "He visto suficiente de ti, me retiro". Se dirige a la gran puerta principal de la mansión para irse, pero la voz imponente de su esposo la detiene.
—Un paso más, Alice, y retiro lo dicho —ella lo voltea a mirar con desdén.
—¡Me diste tu palabra!
—¡Exacto! —se acerca a ella, quedando a un paso, de pie firme, con mirada penetrante le dice—: De aquí no te vas hasta que se haya dado la rueda de prensa, y como de ti puedo esperar cualquier cosa, Alice —él se acerca a la puerta y la abre para alzar su voz con firmeza—: ¡Wilson! —lo menciona y este se acerca rápidamente.
—Señor.
—Wilson, a partir de este momento mi esposa no deberá salir de la mansión sin mi autorización. Quiero vigilancia para ella 24 horas, ¿entendido?
—Sí, señor —mira a Alice, quien evidentemen