—Permítanos presentarnos, alteza —me dijo una pelirroja de gran belleza—. Ella es Blehien de Fraehen, prima de su majestad el rey y hermana del alto señor del sol. Ahora formará parte de su corte.
—Es un placer y un privilegio servirle —murmuró la aludida, inclinándose.
Se trataba de una muchacha de baja estatura y mirada amable. Tenía el cabello castaño y un aire dulce en sus ademanes que me hicieron sonreírle.
—Esta es Dinné de Shora, hija menor del ilustre astil del viento —continuó la pelirroja, señalando a una jovencita rubia de ojos tan verdes como los míos, pero con una actitud despreocupada, casi indiferente—. Acompañará a su alteza y aplicará sus dones para servirle en cuanto desee.
No comprendí bien esas palabras y me mantuve callada en espera de una explicación, hasta que la mirada insistente de la rubiecita me confirmó que no estaba siendo indiferente, sino que en verdad se hallaba enfrascada en servirme. Casi me echo a reír. La atrevida estaba reparando en mis curvas, ima