El viejo pelirrojo se echó a reír y sus carcajadas hicieron que los soldados se aglomeraran indiscretamente con tal de enterarse de lo que ocurría.
—Cuando regresemos a Antháel, necesitaremos aprovisionarnos en estos pueblos y sería imposible si desde ahora no está la tierra cultivada—agregó el rey, muy divertido por mi ocurrencia—. Además, este viaje no es solo para reforzar las tropas en la frontera, sino para que el pueblo sepa que los Édazon que los gobiernan, luchan para mantener una libertad que está por encima de cualquier paz engañosa, ofrecida por el enemigo.
Ninguno de los ancianos pudo rebatir esas verdades y finalmente desmontaron, ordenando a los hombres que se replegaran, en busca de los animales que se daban a la fuga gracias a los cercados destruidos. Inmediatamente acudieron los campesinos y señores de la región, más animados a trabajar que antes y sorprendidos de ver a su reina alzándose las faldas para cruzar por el lodo, en una persecución que las gallinas disfruta